- El espectacular escenario que cada año, aunque en una misma línea, era mas tecnológico.
- La gran semejanza que había entre las canciones.
- Que en cada actuación parecía haber alguien haciendo una cosa rara: Patinar, saltar en cama elástica, hacer como que toca el piano, Lavar eróticamente la ropa/ Fabricar eróticamente mantequilla etc... Cosas que parecían intentar distraer tu atención de la canción (que es lo principal del evento) e intentar ponerle un lacito mono para así ganar por goleada visual.
El caso (Y es aquí el motivo de esta entrada) es que después de tanta chorrada incoherente, apareció este personaje pintoresco de Conchita Wurst, que sin más parafernalia supo llenar por completo el escenario con su sola presencia (que ya es bastante) y su voz, acompañándose de un sencillo efecto visual en consonancia con la canción, efecto de bruma, un podio para peraltarse y la iluminación. Como se tendría que disponer un escaparate, y es que resulta que Conchita W. es escaparatista... ¿Tendrá algo que ver?
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